Extreme makeover es el nombre de un reality americano, que en España se conoce como “reconstrucción total”.
Así me siento.
No voy a decir que el 2015 haya sido un año “horribilis” pero tampoco ha sido un paseo en barca, por eso deseo con mucha esperanza que llegue el 2016 y regresar con energías renovadas e interesantes desafíos por delante.
El año empezó fatal, con una ruptura sentimental incomprendida (y alargada innecesariamente en el tiempo…pero siempre nos recuperamos de ese tipo de eventualidades) y ha acabado con una muerte, igualmente incomprendida, de alguien que siempre sonreía y se alegraba al verme, que sin influir, lo hacia y sin estar….estaba.
Como todos los años, las ultimas semanas han sido muy estresantes a nivel laboral, querer acabarlo todo, dejarlo todo en orden…y a esto se ha añadido el placentero stress de la reforma de la nueva casa donde me voy a mudar a mi regreso.
Este año las vacaciones las concibo como una “reconstrucción total”, como una necesidad de recuperarme, de resetearme, de ponerme en modo “hamaca” hasta que me duelan los huesos, de pensar, descansar, reflexionar, leer y disfrutar de los amigos sin prisas.
Me había propuesto empezar por Asía, pero cambié de opinión, otra vez, y de nuevo vuelo hacia el Oeste, pero aun así hay novedades.
Por primera vez desde que hago viajes largos, le he puesto los cuernos a las compañías de la alianza oneworld, vuelo directamente a Colombia (Daniel aun está dando saltos de alegría por los 30 kg, reales, de delicatesen que le voy a traer), solo voy a visitar un lugar que no conozco (y que no estaba en mi lista de destinos prioritarios) y Daniel estará conmigo durante todas las vacaciones.
Antes de pasar a otras latitudes, voy a estar 3 semanas en Colombia, dejándome llevar sin nada planeado, mas que vivir el destino en lugar de visitarlo y acompañar y apoyar a Daniel en uno de los momentos más importantes de su vida en este país.
Hoy me siento agradecido, animado, apenas estoy nervioso (bueno, los mismos nervios que podría tener si me fuera de viaje a Massanassa) y después de una multitudinaria comida de Navidad en casa de mis padres (siempre tan reconstituyente y donde absorbo la energía de mi madre), mis queridas Mar, Nuria e Isabel, han venido a despedirrme, botella de cava en mano, cesta de picnic con copas de cristal incluidas, y frente al árbol de Navidad de la estación, sin importarnos si esta permitido o no, hemos brindado por el nuevo año, por el viaje y mi regreso.
Cuando regrese mi piso nuevo estará totalmente acabado y además de sentirme reconstruido y renovado totalmente, la sensación será la de extreme makeover.
Antes de salir, ya pienso en lo importante, mas que nunca, que será volver. Y eso también es una importante novedad.
Los últimos años he acabado este blog con un video de las vacaciones anteriores, pero esta vez, no ha podido ser….prometo subirlo en breve.
Cuarto día y empieza a llover sobre Nueva York. Pero esto no es una excusa para quedarnos en casa, así que decidimos visitar los barrios de Soho, Nolita, Little Italy y China Town.
El barrio del Soho (SOuth of HOuston street) está delimitado por 4 calles: la sexta avenida, Houston, Canal y Broadway, que enmarcan un barrio de edificios de ladrillo con las típicas escaleras de emergencia de hierro por la fachada, las calles con adoquines y un montón de tiendas de súper lujo, alejadas de toda franquicia, enormes y muy bien montadas. Todo un paraíso para los amantes de las compras poco convencionales.
Saliendo del Soho, en el 130 de Prince Street, vemos una Samsung Store (tipo Apple store, que no sabía que existían). Entramos por curiosidad y nos explican los nuevos modelos, probamos unas gafas de realidad virtual, nos invitan a un cafe y un pastelito y nos regalan un mug. Me sorprende y agrada tanta amabilidad en una ciudad donde te cobran por todo
En Prince Street, vamos a ver la tienda de Prada, situada en la antigua sede del primer Gugenheim y al llegar a Bowery Street encuentro lo que andaba buscando; el Modern Museum, una maravilla de cubos desencajados diseñados por SAANA (arquitectos que ganaron la ampliación no hecha del IVAM) y que vale la pena el desvío.
Desde allí caminamos sin rumbo hasta Nolita (NOrth Little ITAly) y Little Italy (barrio italiano) del que apenas quedan 4 calles, ya que el barrio chino se está extendiendo bastante más allá de lo que era. Esta parte de la ciudad está llena de restaurantes típicos italianos con manteles a cuadros, donde todavía se reúnen los italo-americanos para discutir alrededor de la mesa y conserva ese aspecto ligeramente decadente que podría tener a principios de siglo XX, con la mafia operando por la zona.
De Little Italy caminamos por Elizabeth Street para entrar en el barrio chino e ir a comer Dim sun al restaurante Jing Fong. Es el típico lugar al que jamas entrarías si no nos lo hubieran aconsejado. Desde la planta baja se accede con unas escaleras mecánicas a un primer piso donde se abre un comedor para unas 500 personas que parece más una sala de bodas que un restaurante. El lugar está lleno de chinos y algunos turistas perdidos como nosotros. Nos sientan en una mesa y van pasando chinas gritando en cantonés, con carritos llenos de todo tipo de dim-sun que te van dejando sobre la mesa.
Toda una experiencia recomendable y más barata que comer en un fast-food.
Damos un paseo por el barrio chino, el más abarrotado y colorido de la ciudad, donde es posible ver sus tiendas típicas, los salones de belleza, tiendas de frutas, verduras, oler a pescado fresco, a nuez moscada….o ver los patos laqueados grasientos colgando a la vista en los escaparates de los restaurantes.
Todo esto combinado con los vendedores de bolsos falsos en Canal Street o decenas de tiendas de relojes falsos de todas las marcas imaginables.
Y no podíamos estar en Nueva York sin ir a ver un musical, así que nos decidimos por el que más tiempo ha estado en cartelera en la historia de los musicales, El Fantasma de la Opera, todo un placer volverlo a ver. Quinto día, día de nochebuena, Nueva York continuaba bajo la lluvia y daba ganas de quedarse en casa todo el día esperando la cena de navidad mirando las fantásticas vistas que tenemos desde la planta 26 sobre el Empire State building y el New Yorker Hotel.
Bajamos en la parada de metro 14th Street – Union Square para ver uno de los mercados más inesperados, el green market. En esta plaza, todos los lunes, miércoles, viernes y sábados se organiza el mercado verde más grande de Nueva York donde docenas de granjeros de los alrededores de la ciudad venden frutas, verduras y otros productos como miel (de balcones y azoteas de NY), quesos, mermeladas, etc. Todo de primera calidad, orgánico y producido de modo natural. Un placer para los sentidos!!. Una pena que una ciudad como Valencia con la huerta que tiene, no piense en algo así.
Salimos por Broadway en dirección norte buscando uno de los edificios más fotografiados y representativos de la ciudad. El Flat Iron building se construyó en 1902 sobre un estrecho solar creado entre Broadway y la quinta avenida donde Daniel Burham (del que ya hablé en los posts de Chicago) diseñó el primer rascacielos de la ciudad con estructura de acero y que fue el más alto del mundo durante algunos años.
La lluvia aprieta, mucha gente por la calle, paraguas, tráfico, charcos…. decidimos hacer una parada en el 200 de la quinta avenida en la tienda de Lego. Vale la pena entrar para ver las gigantescas estructuras hechas con piezas lego y representando la historia y símbolos de la ciudad.
Continuamos paseando por la quinta avenida hacia el norte y vemos la pequeña iglesia de la transfiguración, de mediados del XIX, embutida en los rascacielos de la calle 29th. Vale la pena visitarla y decirle al dean que eres un amante de las iglesias (¿?), de este modo nos enseñó un par de pequeñas capillas privadas que solo utiliza el dean para misas familiares.
Vale la pena este pequeño descanso del stress de la 5ª avenida, llena de tiendas que a medida que vamos subiendo se van haciendo más elegantes y caras.
Nos desviamos para ver una de las estaciones más filmadas de la historia del cine, La Grand Central Terminal. Abierta al público en 1913, es la estación de trenes más grande del mundo con 44 vías. Vale la pena observar sus mármoles, la bóveda verdosa del techo con las constelaciones, las lamparas de araña, las taquillas originales….te trasladan a la época romántica de los grandes viajes en tren.
Y una de las partes mas bonitas y emotivas es el primer sótano, con los fantásticos techos diseñados por el arquitecto Valenciano Guastavino, donde se puede ver la influencia de la bóveda mediterránea. Allí abajo, hay un oyster bar, lugar perfecto para tomar unas ostras con champagne dignas del día de nochebuena. Sexto día en la gran ciudad, día de Navidad y por fin el cielo se ha abierto y nos muestra un precioso cielo azul, ideal para hacer las actividades que teníamos pendientes.
Una de las atracciones gratuitas más aconsejables de la ciudad es coger el ferry que va a Staten island, así que vamos de nuevo hacia el sur de la isla, al lado de battery park, donde está la terminal de Ferry’s que tantas veces han sido filmada en las películas.
Staten island es uno de los 5 barrios de la ciudad y está separado por 8,5 km que se realizan en unos 25 minutos con unos ferrys muy característicos de color naranja. Lo más interesante de esta travesía es que pasa “cerca” de la estatua de la libertad (cuya visita dejamos para la próxima vez) y sobre todo las increíbles vistas sobre el sur de Manhattan y el tan característico skyline.
Al regreso de la isla y como el cielo continua azul, decidimos ir a despedirnos de la ciudad del mejor modo, disfrutando de las mejores vistas.
En 1930 el millonario Rockefeller, empezó la construcción de 19 preciosos edificios Art-decó, el Rockefeller Center. Entre ellos destaca el tan emblemático Radio City, todo un referente en la escena cultural neoyorquina y el GE building, que con 70 plantas y 266 metros de altura, es el más alto de todo el complejo. A sus pies se encuentra una estatua del Dios griego Prometeo con la pista de patinaje y el árbol de navidad más famoso del mundo.
En menos de un minuto, un ascensor ultra-rapido llega a la planta 65 desde donde se accede a “the top of the Rock”, que a mi parecer es la mejor vista de la ciudad. Tiene 3 plantas desde donde se pueden ver los 360º de la ciudad con todo lujo de detalles, empezando por el sur con el impresionante Empire State building que se ve en todo su esplendor, el bajo Manhattan, la bahía, las islas…y acabando en la parte norte con el Central Park y todos los edificios que lo rodean.
Las vistas son indescriptibles, el cielo está azul decorado con algunas nubes, se ven claramente todos los barrios de la ciudad, que se extienden hasta que se pierde la vista, detalles de rascacielos que no se aprecian desde el suelo….la ciudad entera en modo google maps.
Pasamos un par de horas haciendo fotos y esperado a que cayera la noche, para ver como se iluminan los rascacielos con luz artificial y como el dorado de la puesta de sol se refleja sobre los edificios.
Todo un placer despedirnos de Nueva York desde ese punto privilegiado.
El segundo día era domingo, así que un buen día para conocer Central Park, aunque sea invierno, aunque haga frío y aunque apenas haya hojas en los arboles.
Caminamos a pie desde la 8ª Avenida hasta llegar a la entrada del extremo inferior izquierdo, donde está el conocido “Colombus Circus”, una estatua-homenaje a Cristobal Colón regalada a la ciudad por los italianos!!!! para celebrar el 4º centenario del descubrimiento de América. Ni una sola mención a los Reyes Católicos ni a la Corona Española que financió el viaje de Colón. Los italianos se han adueñado de ello e incluso en el desfile del 12 de octubre, aparecen los italianos, vanagloriándose de Colón y el descubrimiento. Que mal hacemos las cosas en España!!.
En época de Navidad, allí mismo se encuentra uno de los muchos mercadillos navideños que se pueden encontrar por toda la ciudad y donde se vende todo tipo de artesanía, decoración para el árbol, dulces caseros, dulces no tan caseros y donde se respira ese ambiente navideño típico de las grandes ciudades del mundo.
En principio podemos pensar que todo Nueva York era como Central Park antes de su planificación urbana pero no. El parque es fruto de un trabajo de ingeniería tremendo que se inauguró en 1857 transformando un terreno pantanoso en el parque que hoy por hoy es el patio de recreo de los neoyorquinos.
Central Park es uno de los parques urbanos más grandes del mundo con 341 hectáreas de prados ondulantes, senderos entre olmos, jardines de estilo europeo, un lago, un embalse, un teatro al aire libre, restaurantes, la estatua de Alicia en el País de la Maravillas y el monumento a John Lenon. Lo complicado es decidir por donde empezar.
Paseamos sin rumbo por al lado izquierdo del parque, el que da a la zona conocida como Upper West Side, habitada por empresarios liberales y herederos de grandes fortunas (contrario al Upper East Side, al otro lado del jardín, mucho más conservador, lujoso y caro).
El parque apenas es parque, no queda nada verde, todo está invadido por los tonos marrones, todos los arboles están en su mínima expresión, pero es muy interesante ver los preciosos edificios residenciales sobre las ramas secas que pronto empezarán a brotar y los ocultarán.
Empezaron a caer algunos copos de nieve y llegamos a “strawberry Fields”, homenaje a John Lenon, que fue asesinado cuando volvía a su casa el 8 de diciembre de 1980 cerca de donde nos encontramos. El 9 de octubre de 1985, cuando Lenon hubiera cumplido 45 años, la ciudad abrió este jardín, gracias a una donación de su viuda Yoko Ono y a cientos de países del mundo que enviaron fondos para el ajardinamiento. Es un homenaje muy emotivo y sencillo, un simple mosaico con la palabra “Imagine” que refleja los valores de un hombre que se atrevió a imaginar un mundo sin guerras donde reinara la paz.
Continuamos por la parte Oeste del jardín hasta llegar al “American Museum of Natural History”, uno de los grandes museos que hay que visitar en la ciudad si se viene con más tiempo. Nosotros entramos en el hall para caldearnos un poco y ver los impresionantes esqueletos de dinosaurios que llenan todo el espacio.
De allí, entramos de nuevo en el Parque buscando el embalse “Jacqueline Kennedy” famoso porque es utilizado en casi todas las películas cuando salen haciendo footing y aprovechamos su pista para cruzar al lado este del parque y ver el Museo Guggenheim, una maravilla diseñada por Frank Lloyd Wright para albergar la colección privada del magnate minero de NY, Solomón Gugenheim. Decidimos visitar solo el hall y la tienda y dejar el museo para otra ocasión.
Casi enfrente del Gugenheim se encuentra uno de los museo de arte más importantes del mundo, El Metropolitan Museum of Art, que a mi pesar, también decidimos obviar para centrarnos más en el conjunto de la ciudad.
Otro museo increíble en la llamada “milla de los museos” es el Neue Gallery, un precioso edificio neoclásico destinado a la exposición de obras alemanas y austriacas, con una exquisita cafetería más propia de Berlin o Viena.
Y bajando por la quinta avenida, llevamos al extremo inferior derecho del parque, donde está el famoso Hotel Plaza con un embotellamiento de coches de caballos que dejan a los turistas que se pasean en este medio tan peculiar en una gran ciudad.
Y empieza el ajetreo. La quinta avenida en navidades es el lugar del que hay que huir si detestas las navidades y el enloquecimiento consumista. Aquí se concentran las marcas más famosas del mundo, desde las más caras a las más más caras. Decenas de miles de personas se agolpaban en ambas aceras de la calle, hasta que llega un momento en que ya no puedes caminar, solo te dejas llevar por la gente, que se dirige como abducidos al Rockefeller center y el famoso árbol de navidad con su diminuta pista de patinaje sobre hielo.
Nos acercamos y como pudimos entre miles de cámaras, cientos de palos de selfies (un paloooooo) y miles de go-pros, nos hicimos las fotos de rigor y conseguimos salir de esa locura y refugiarnos en Oceana, una lugar tranquilo, relajado, protegido de la muchedumbre y donde es posible tomar desde una cerveza o cocktail hasta ostras con champagne o una buena cena de marisco.
Tercer día y con ganas de ver el resultado de uno de los proyectos que más éxito ha tenido desde que se ha abierto, la High Line.
A comienzos del siglo XX, la zona oeste de Manhattan era la más industrial de la ciudad, llena de mataderos con un trafico enorme que colapsaba la 10ª avenida con continuos accidentes. Así que se tomó la decisión de elevar las vías del tren para transportar las mercancías por encima del nivel de la calle. Esto funcionó muy bien durante unas pocas décadas y a mediados de los 80’s del siglo XX, se abandonaron totalmente.
Los vecinos de la zona recogieron firmas para la demolición de las vías pero se encontraron con la fuerza de un comité ciudadano que proponía la creación de un espacio verde sobre la ciudad y que, tras su realización, ha provocado un cambio tremendo en la zona que lo cruza, atrayendo a arquitectos de fama mundial que están construyendo viviendas y oficinas con vistas a este impresionante jardín.
Hay que bajar por la 10ª avenida hasta encontrarse con la calle 34 donde está la primera entrada al parque. Subir allí arriba es como entrar en otra dimensión. El diseño del jardín es espectacular, en la gran mayoría se han mantenido las vías férreas, que en ocasiones se estrechan y en otras se agrandan. Es una sensación de tranquilidad impresionante, pasear por medio de la ciudad, ajenos al trafico y los semáforos, sin apenas ruido y disfrutando de los edificios y los barrios que los cruzan de un modo totalmente diferente.
En algunos cruces se crean miradores para disfrutar de las calles o las avenidas a una altura desde la que no estamos acostumbrados.
Es aconsejable bajar en el zona de Chelsea (antiguo barrio industrial reconvertido en meca del arte) para pasear por las decenas de galerías que hay entre la 10ª y el río Hudson. Al ser lunes y pre-navidad, casi todas estaban cerradas, así que continuamos por la High Line hasta que empieza a meterse entre los edificios de ladrillo visto tipo portuario, y donde nos sorprendemos al encontrar el increíble Chelsea Market
Se trata de la antigua fábrica de galletas Oreo que ha sido transformada en un mercado lleno de locales muy neoyorquinos, muy vintage y con muy buen gusto. Tiendas de ropa, chocolate, cerveza, vino, sal…e infinidad de tiendas de comida, pescaderías y carnicerías donde venden cosas para tomar allí mismo, tiendas de langostas y gente comiéndosela de modo informal sentados en el suelo y un sinfín de negocios que serían la envidia en cualquier ciudad europea.
Volvemos a subir a la high line y la acabamos. Al bajar descubrimos el barrio the Village (el pueblo). Hay una buena razón para que este barrio se llame así: sus calles pintorescas llenas de árboles, viviendas unifamiliares victorianas de ladrillo visto rojo y una quietud extraña, una especie de reducto de paz que llega a inquietar en una ciudad como Nueva York.
Tiendas estupendas, cafes, restaurantes geniales y, como no, la casa donde vivía Carrie de Sexo en nueva York y la pastelería Magnolia en el 401 de Bleeker street, llena hasta los topes de gente comprando las famosas cup-cakes que las chicas de la película pusieron de moda.
Y después de tanta paz, decidimos someternos a un shock emocional, visitar el Memorial del 11-S.
Las medidas de seguridad son extremas, como en los aeropuertos, con scanner corporal completo levantando las manos. Que paranoia…que pena!!.
La experiencia es dura, en ocasiones me caen lagrimas de frustración al pensar cómo fue posible que ocurriera un atentado tan brutal y qué hay realmente detrás de eso.
El interior es amplio…gigantesco, con mármoles y maderas muy oscuras….. huele a quemado, a muerte. Es un espacio gigantesco que está bajo las dos fuentes-cascada. Se llega hasta la base de las torres y de hecho se entra dentro del espacio donde estaban.
Dentro de una de las torres hay una exposición sobre el 11-S antes del atentado, como era la prensa ese día, las noticias, el tiempo…para trasmitir la normalidad de la ciudad. Luego se exponen las rutas de los vuelos, cómo se desviaron, imágenes, vídeos, fotos, objetos….no hay nada que dañe la sensibilidad, excepto las fotos de la gente tirándose desde las ventanas, que están medio camufladas. Nada morboso, todo muy neutral, para que nadie se pueda sentir ofendido.
Hay una parte que me acongoja mucho y es la conversación entre los pilotos del vuelo que se estrelló en Pensilvania y el motín que se organizó a bordo, las llamadas de las azafatas y de los pasajeros a sus seres queridos dejándoles mensajes en los contestadores…..
Se podría estar horas y horas allí dentro si te paras en todas las vitrinas y lees toda la información de cómo reaccionaron las unidades de emergencia, los civiles, el gobierno, los militares….
Lo que mas me chirrió de toda la exposición es la cronología de la creación de al-qaeda, sus movimientos en el mundo, e-mails que enviaron los terroristas a las escuelas de pilotaje, sus pasaportes, permisos de residencia….. pero en ningún momento se habla de cómo el FBI financió a Osama Bin Laden en su lucha contra los rusos en Afganistan, ni cómo lo formaron en casa, ni nada de los trapos sucios que han hecho, en parte, que todo esto ocurriera.
Finalmente salimos del espacio que ocupaba una torre y vamos hacia la otra que es una especie de homenaje a las víctimas, con todas sus fotos, sus nombres, algo que les describe y algunos objetos donados por sus familiares. También hay también un video de cómo se está transformando la zona para crear lo que están haciendo y demostrar que el ave fénix resurge con más fuerza de sus cenizas.
A la salida, la zona está vacía, impresiona todavía mas ver las fuentes sin gente, la oscuridad se funde con el negro del mármol y parece todavía mucho más profundo y tétrico.
Nueva York es una de las grandes ciudades del planeta, un lugar donde todo es posible, donde todo es intenso, donde todo se magnifica, desenfrenada, palpitante…..agotadora.
Es la ciudad más diversa del mundo, donde están representados casi todos los países en una especie de mini-mundo de respeto, libertad, prosperidad y bienestar.
Una ciudad global, que lo era incluso antes de la globalización, una especie de capital del mundo, en constante cambio, donde nacen las tendencias en muchos campos que después se extienden por el resto del planeta: arte, moda, música, gastronomía, teatro, publicidad, edición, estilo de vida…y como no, finanzas.
Una ciudad, que ha caído varías veces y se ha levantado con más fuerza aún, siendo la última, los terribles atentados del 11-S de los que la ciudad se ha curado físicamente y casi…psicológicamente.
Como decía el genial Grouxo Marx, cuando es Nueva York son las 09:30 hrs, en Los Angeles es 1937.
Casi todos los artistas del mundo le han cantado alguna vez a la ciudad, así que aquí dejo al genial Frank Sinatra con su oda a la ciudad y unas fantásticas imágenes:
Tratar de escribir un post de Nueva York es una tarea muy ambiciosa, porque para conocer esta ciudad no se necesita una semana, sino un año, así que me voy a limitar a escribir lo que hicimos durante los 6 días completos que estuvimos paseando la ciudad y que puede servir de orientación para una breve estancia y poder volver con objetivos más claros.
Siempre me gusta empezar haciendo una breve presentación histórica que nos ayude a ponerla en contexto. Tras varias expediciones por la zona, en 1609 llegó Henry Hudson, representante de la compañía Holandesa de la Indias Occidentales, que formó un pequeño enclave comercial en el sur de Manhattan que lo llamó “Nueva Amsterdam”. Unos pocos años mas tarde, el primer gobernador de la colonia, compró a los indios que habitaban la zona la isla de Mahanttan, por un precio simbólico de 60 florines (unos 20 €), que se convirtió en un puerto prospero y pacifico hasta que en 1664, llegó una flota de la marina británica que tomó el puerto y la re-bautizó con el nombre de Nueva York, en honor al hermano del Rey, el duque de York.
El puerto creció y se enriqueció muchísimo, pero los habitantes estaban cansados de los altos impuestos que pagaban a Londres, así que acabaron enfrentándose a la metrópolis. En 1776 estalló una revuelta, que acabó con el nombramiento del general retirado Georges Washington como primer presidente de Estados Unidos en el Federal Hall en plena Wall Street.
Su tesorero construyó la bolsa de la ciudad pero la población no quería que el poder económico estuviera tan cerca del político (pobres ingenuos), asi que se traslado la capital a York (Pensilvania).
Pero la ciudad de Nueva York, como hoy la conocemos se fundó en 1898 cuando se decide unificar 40 municipios independientes, uniéndolos en 5 grandes barrios llamados Manhattan (al que los turistas vamos cuando visitamos la ciudad). Staten Island, Queens, Bronx y Brooklyn.
Cuando uno viene por primera vez a Nueva York (en mi caso es la segunda, la primera fue con mi hermano David hace 19 años y de eso hace mucho), se tiene la sensación de que ya se ha estado, porque reconocemos claramente todos los grandes iconos que hemos visto hasta la saciedad en todo tipo de películas de Hollywood.
Y es todo eso que hemos visto en las películas, lo que tenemos y queremos ver!!
El día de llegada, como estábamos alojados en la calle 42 y, para evitar que Miguel se durmiera antes de las 8 de la tarde, salimos a visitar uno de los iconos de la ciudad, Times Square
Esta curiosa plaza triangular, no es más que el cruce entre Broadway y la séptima avenida, pero se ha convertido en un simbolo de la ciudad y representa a Estados Unidos en estado puro. Ajetreo intenso, pantallas de leds rodeando la plaza y anunciando desde películas o musicales, hasta el ultimo modelo del móvil más sofisticado. Se adore o se deteste, hay que visitar la plaza, sobre todo por la noche para ver las pantallas y el trasiego continuo de gente. Han hecho una especie de oficina de venta de entradas de musicales creando una gran grada, donde es posible subir y desde donde se ve mucho mejor, y con cierta altura, la perspectiva de la plaza.
Times Square no siempre se llamó así, de hecho se llamaba Longacre square, pero a principios del siglo XX, el constructor del metro convenció al nuevo editor del New York Times que mudara sus oficinas a esa parte de la ciudad, donde iba a hacer una parada de metro en la calle 42, y sus periódicos se podrían distribuir con más rapidez y el flujo de gente aumentaría sus ventas. Así que en invierno de 1904-05, convencieron al alcalde para cambiar el nombre de la plaza en honor al periódico. Este organizó una fiesta de fin de año, para celebrar la mudanza incluyendo fuegos artificiales desde la azotea del edificio. La fiesta fue tan sonada que decidieron continuar con ella todos los años, pero en 1907 se había construido tanto en el barrio que los fuegos eran peligrosos y decidieron sustituirlos por una gran bola de hierro y madera que bajó para celebrar la llegada de 1908.
Hoy por hoy, la celebración del año nuevo más vista del mundo se retransmite desde esta plaza, y la sede del New York Times, uno de los periódicos más leídos e influyentes del mundo, continua allí mismo, pero con un aspecto mucho más acorde con el siglo XXI.
El primer día siempre es complicado, salir a la calle plano en mano y decidir hacia donde se va, así que nos acercamos a la estación de metro de la calle 42 para comprar el abono de metro de 7 días (imprescindible para moverse por la ciudad en metro, que está abierto las 24 horas del día) y nos dirigimos hacia la zona sur de Manhattan, allá donde la ciudad nació.
Salimos del metro en Fulton Street para observar de cerca la sede de grandes bancos mundiales, con sus bonitos rascacielos creando enormes plazas de acceso que suelen decorar con esculturas de los más prestigiosos artistas de todo el mundo.
Y de repente, el edificio de la bolsa en Wall Street, el gran icono del capitalismo occidental, situado en la calle “muro” o muralla que construyeron los holandeses para protegerse de los ataques de los indios y los británicos.
Da gusto pasear por esta zona un sábado antes de navidad porque las calles están vacías de ejecutivos agresivos, la bolsa está cerrada y se puedes disfrutar del silencio de la cercana iglesia Trinity Church con su pequeño cementerio rodeado de rascacielos.
Bajamos hasta battery park, pasando por el famoso toro que representa la fortaleza del sistema financiero americano, donde increíblemente hay una cola de varios cientos de personas para hacerse una foto. Cola por delante…y cola por detrás para tocarle los huevos ¿?¿?.
Desde todos los lados se ve la “liberty Tower” (o One World Trade Center) que sustituye a las antiguas torres gemelas. Está presente en todo el bajo Manhattan, se puede ver desde cada esquina y sobresaliendo por encima de casi todos los edificios, así que decidimos ir a ver cómo ha cambiado la zona.
Me sorprende mucho lo avanzada que está la estación que Santiago Calatrava está construyendo en la zona cero, con unos “dedos” metálicos que se extienden como queriendo tocar los cristales de los rascacielos en construcción.
Y el gran vacío…..
En mi primer viaje a NYC lo que más me impresionó fueron las torres gemelas. El no verlas fue un shock que me afectó más de lo que podía imaginar. Creo que quien nunca estuvo en el mirador de las torres gemelas, no puede entender esta sensación. Y esta sensación se maximiza aún más con las dos grandes fuentes que sustituyen las torres, “reflecting Absence” (reflejo de la ausencia), que rinde homenaje a todos aquellos que murieron en tan masacre atentado.
Dos grandes huecos, el agua cayendo a un nivel inferior y después a una agujero del que no se ve el fondo. Todo en mármol negro, los nombres de todas las personas fallecidas…los números de los vuelos….que recuerdos tan tristes, que energía tan negativa.
Quisimos entrar en el memorial pero afortunadamente había tanta gente que decidimos volver otro día y continuar con nuestro paseo por algún lugar que nos levantara el ánimo.
Así que paseamos hasta el puente de brooklyn, otro de los grandes símbolos de la ciudad y lo cruzamos a pie, para sentir el viento gélido en la cara y ver de cerca los cientos de tirantes que lo sujetan a la preciosa estructura neogótica. Este fue el primer puente colgante de acero del mundo, inaugurado en 1883 y que ha inspirado a cientos de artistas, escritores, pintores, poetas….
Cruzarlo a pie es una maravilla por las vistas que se tienen del bajo Manhattan, pero mejor aun son las vistas del skyline de la ciudad recorriendo el Brooklyn Bridge Park, que empieza bajo del puente y desde donde se puede disfrutar de la vista que todos tenemos en mente de Nueva York.
Por la noche fuimos a cenar con mis amigos Ivan y Matthew a un fantástico y recomendable restaurante de cocina de Oriente Medio, llamado Taboon donde pasamos una velada fantástica y nos pusimos al día después de tanto tiempo. Muchas gracias por vuestro tiempo y consejos.
Como sabéis siempre subo un post de año nuevo contando cómo he pasado el día de mi cumpleaños, fin de año y año nuevo.
Siempre soy fiel contando las experiencias que vivo, así que debo contar cómo ha sido este, aunque físicamente me encontraba peor que en ningún cumpleaños de mi vida.
La celebración del cumpleaños ha sido como una boda gitana que se ha extendido sin planificarlo durante 4 días.
El día 29 por la noche me empecé a sentir mal, aplatanado, alicaído, tos seca….pero aun así no fue motivo para no reirnos a carcajadas haciendo el ganso a la salida del fantástico restaurante Hillstone de Coral Gables, imitando a los cipreses en forma de reno que decoran la calles.
El 30, a pesar de que me encontraba peor aun, fui capaz de salir al parque natural de los Everglades a visitar los humedales y una reserva india. Por la noche fuimos a cenar a La Mar (de Gascón Acurio), todo un referente de la gastronomía peruana….y a partir de las 12, celebramos el cumple, con tarta y velita incluida.
Hacia tantos años que no lo celebraba con Joana e Inma que ya había perdido la cuenta. Que placer reencontrarme con ellas aquí, quién lo hubiera dicho la última vez que lo hicimos en Atzeneta cuando éramos….post-adolescentes!!!.
El día 31, fue el peor día, me dolía hasta pensar, apenas me podía mover, me costaba respirar, cuando tosía parecía que se me arracaban los pulmones…..pero como un campeón saqué fuerzas para levantarme de la cama e ir a cenar al hotel Metropolitan by Como, donde disfruté (a pesar de mis limitaciones físicas) de unas de las mejores cenas que he tenido en USA, con un servicio digno de mención, una maravillosa compañía y una entrada del año tranquila, muy relajada, disfrutando desde el terraza de los fuegos artificiales de South Beach. En esta ocasión, también hubo una tarta impresionante que fue regalada y servida personalmente por el director del hotel.
El día 1 he decidido parar este maletar y he tenido que ir al hospital (la primera vez desde que viajo), donde me han puesto inmediatamente una mascarilla, me han hecho firmar un documento asegurando que no había viajado a Africa en los últimos 21 días, temperatura, tensión y poco más….receta de anti-gripal y a casa. Ha sido algo así como meterse una hora en un capítulo de anatomia de Grey!!.
Os aseguro que la cantidad que va a pagar mi compañía de seguros por ese rato, es casi lo que cobra una enfermera en España, así que NUNCA viajéis a Estados Unidos sin seguro médico.
Y para acabar el día y la estancia en Miami con buen sabor de boca, hemos decidido pasear por el barrio Art-deco de Ocean Drive, disfrutar del skyline de Miami desde el bar de la piscina del espectacular hotel Mondrian y darnos un homenaje en el restaurante Area 31 (16 piso del hotel Epic) con las mejores vistas del downtown, los rascacielos, los yates y el rio Miami….y por supuesto tarta o mejor dicho postre-de-cumpleaños con velita incluida acompañado de mi champagne francés preferido (¿cómo habrían sabido cuál es?, jeje).
Nunca había celebrado mi cumpleaños con tal malestar, pero como han sido 3 veces, he podido disfrutarlo de otro modo.…así que me doy más que por satisfecho de nuevo 🙂
A pesar de mi malestar, lo mas importante es que he estado rodeado de la gente que quiero, que me han hecho sentir muy bien, especial y arropado a pesar de mi presencia-ausencia…por ello desde aquí envío un millón de gracias a Inma, Joana y Carlos por estás noches maravillosas, por aconsejarnos y llevarnos a los mejores lugares posibles, por los paseos nocturnos en el descapotable disfrutando de los edificios de Miami by night, por las risas, por ponernos al día después de tanto tiempo, por disfrutar del momento como hacía años…y sobre todo a Miguel por estar a mi lado cuidándome, sacrificando días de sus vacaciones, motivándome para salir a pasear por la playa a tomar el sol y pendiente en todo momento de mi y cómo me encontraba.
Como mis sensaciones de Miami están distorsionadas por esta gripe tan dura, he decidido no escribir un post de la ciudad y dejarlo para la próxima vez que venga.
Ahora si, os deseo a todos los que me seguís, Feliz año nuevo 2015 desde el calor tropical de Miami.
Reservar habitación en Chicago fue toda una odisea. Al no conocer la ciudad no me decidía por ninguna zona, así que al final me decanté por Michigan Avenue cerca del río para estar cerca de todos lados.
Una semana antes de salir de viaje, booking (con quien había hecho la reserva) me envió un email diciendo que los precios en Chicago estaban bajando así que me puse a buscar y descubrí otra web de reservas hoteles.com donde encuentro uno de los hoteles que me había hecho gracia, a un precio mucho mas razonable, así que cambie la reserva.
El Silversmith hotel, es un edificio de los considerados “históricos” en Chicago, por su fachada de terracota perfectamente restaurada. Es un hotel boutique con habitaciones de 45 metros cuadrados, perfectamente asiladas del exterior (por donde pasa el loop, que se escucha, sin molestar e incluso lo hace más atractivo), cama enorme comodísima, con sabanas de hilo, cortinas opacas, baño con ducha y bañera separadas, wifi gratuito en todo el hotel y amenities de Molton Brown. Y la atención del personal más que exquisita.
Situado en Wabash Street, a 5 minutos a pie del Millenium Park, del Art Institute, de la sinfónica de chicago, a menos de 10 minutos de la zona norte, Magnificent Mile y todos los rascacielos del loop.
Y además, no me han cobrado la primera noche que no llegué, cuando lo ponía en su politica de cancelaciones.
La primera vez que me acerqué al río no podía creer que esa visión de Chicago no se exportara al mundo entero. Edificios clásicos preciosos junto a torres de cristal ultramodernas…al borde del río. Se me pusieron los pelos de punta, no me podía mover a pesar del viento gélido a varios grados bajo cero.
A mediados del XIX se instalaron en el norte del rio los inmigrantes irlandeses, alemanes y suecos, y esta zona evolucionó a uno de los barrios más chic de la ciudad: Golden Coast, river north, streeterville y la zona comercial por excelencia, la llamada Magnificent Mile (North Michigan Avenue).
Esta “mile” está llena de tiendas de todos los diseñadores europeos y americanos que se precien. La zona no está mal, pero para ver tiendas mejor ir a Londres o Nueva York que hay más variedad. Excepto un par de edificios, como el de Burberrys, el resto es prescindible a no ser que seas un shopping-addict, que no es mi caso.
Lo que más me impactó de la zona fue, primero la gigantesca Torre Trump, con 425 metros de altura, considerada un rascacielos de cuarta generación porque no solo son oficinas, hoteles y tiendas, sino también viviendas.
Justo al lado, y destacando por su aspecto reluciente negro, el último rascacielos que Mies Van der rohe diseño antes de morir en 1969 y el edificio Marina city, en forma de mazorcas, como una especie de homenaje a la economía agraria del medio oeste. Y en contraste con tanta modernidad, el edificio Wrigley con una torre-reloj inspirada en la giralda de Sevilla y sobre todo el edificio tribune.
En 1922 el periódico Chicago Tribune hizo un concurso para crear el edificio de oficinas más bonito del mundo y el proyecto ganador fue un rascacielos de 36 plantas de estilo neogótico que te deja boquiabierto unos minutos sin saber donde mirar ni qué pensar, ni cómo ha llegado eso hasta alli. Lo más curioso es que en la fachada tiene 100 piedras procedentes de monasterios, castillos, abadias europeas, la ciudad prohibida de Pekin, San Pedro del Vaticano e incluso una piedra de la luna que trajo el Apolo XV.
Al final de la avenida es destacable el rascacielos John Haddock Center, de acero cruzado en la fachada y 100 pisos de altura. Lo más interesante es el observatorio de la planta 94 y desde donde se tienen unas vistas impresionantes de la ciudad por los cuatros costados.
Y enfrente, un remanso de paz en mitad de todo el ajetreo, la Fourth Presbyterian Church de estilo neogótico con un claustro muy agradable y conciertos gratuitos de órgano todos los viernes.
Y cuando creía que todo se había acabado porque llego a la playa del lago, veo una callecita, Oak Street con casitas bajas muy bonitas así que allí que me acerco y descubro que es la yema del huevo, donde están las grandes marcas de lujo que no aparecían por la magnificen Mile. No es como para ir de compras pero si para ver la arquitectura tan peculiar.
El regreso lo hago por las calles paralelas que son todo un descubrimiento: edificios bajos de ladrillo restaurados, lofts, decenas de galerías de arte, restaurantes, tiendas alternativas….hasta que llego al lugar que buscaba: la Galeria Edelman.
Uno de los motivos que me dio el empujón definitivo para venir a esta ciudad era una exposición del fotógrafo americano Sandro Miller que convenció a su amigo John Malkovich para hacer un homenaje a los grandes fotógrafos del siglo XX y sus fotografías.
Asi que pude disfrutar como nunca de un John Malkovich de Marilyn, Dali, Picasso, Jack Nicholson, Einstein, Che Gevara, Truman Capote, John Lenon, Mappelthorpe, Bette Davis…. Todo una experiencia, todo un lujo haberlo podido ver…toda una frustración no haberme podido comprar uno. Os dejo las fotos en la galería para que, aunque sea de otro modo, lo podáis disfrutar como yo hice.
El centro de Chicago se llama the Loop. Es el centro financiero, político, comercial, hotelero, de compras…y donde están unos de los mejores ejemplos de la arquitectura de rascacielos del mundo.
Loop en inglés significa: vuelta, recorrido circular.
A finales del XIX, llegaban tantas lineas de tren al centro de Chicago procedentes de los barrios periféricos que todo estaba congestionado. Así que se tomó la decisión de crear un sistema de vías aéreo que rodeara el centro de la ciudad. Todos los trenes llegaban al loop, daban la vuelta a todo el centro y volvían a salir. De este modo se creó una serie de estaciones que rodeaban el perímetro del centro y que continúan en funcionamiento como metro aéreo.
Dentro de este perímetro es donde está la zona más interesante a nivel arquitectónico de la ciudad y la mejor manera de visitarla es haciendo las visitas guiadas que organiza la Chicago Arquitecture Foundation (CAF).
La CAF es una fundación que se creó en el año 1966 de modo espontáneo cuando un grupo de ciudadanos se reunió para hacer fuerza contra la demolición de un edificio que consideraban interesante. Como resultado se creó la asociación que organiza desde 1970 visitas guiadas a pie, en bus y en barco (solo en verano), enseñando con guías-arquitectos retirados voluntarios las joyas de la ciudad.
Si se van a hacer varias visitas, lo mejor es hacerse miembros por un año (65 $) y así disfrutar de varias excursiones gratuitas y descuentos en algunos tours. Si no, se pueden comprar las excursiones individualmente en la web o en la tienda.
Durante mi estancia he hecho con ellos 4 excursiones. Lo más interesante de todo es que en estas visitas se entra en los halls de los edificios de oficinas, bancos, universidades…. que de otro modo no entrarías, dándote una visión mucho mas clara y cercana de la arquitectura y sus aplicaciones.
“Centro histórico, el loop Sur” se centra en la historia de Chicago, los arquitectos, las técnicas constructivas, lo que pasó a finales del XIX para convertirse en la ciudad que es hoy. Se explican detalles de los rascacielos que pasarías por alto si fueras por tu cuenta. Los edificios que más me han impresionado son:
– Edificio Rookery, cuando se construyó en 1888 era el más alto del mundo, hecho de estructura de hierro y cubierto por capas de granito rojo en diferentes texturas, con un hall interior re-decorado unos años más tarde por el gran Frank Lloyd Wright.
– el Chamber of trade, un rascacielos de varias torres retranqueadas, decorado con unas alucinantes esculturas que te hacen sentir como en Gotham City.
– Edificio Marquette, de 1895 considerado el primero de la “escuela de Chicago” con unos ventanales enormes que luego fueron adoptados por todo el mundo.
Y sobre todo el edificio Monadnock, que con 17 pisos es el edificio de albañilería más alto del mundo, más incluso que las catedrales góticas. Tiene unos muros en la base de casi 2 metros de ancho donde se abren negocios increíbles como un hospital de zapatos, la mejor sombrerería que he visto en mi vida (Optimo hats) sastres que hacen trajes a medida y la barbería Metropolitan. Parece ser que las barber-shops, estilo principios del siglo XX están renaciendo en Estados Unidos, así que tuve que probarlos 🙂
“Centro histórico, El loop Norte” se centra en la parte más cercana al río Chicago y de ella destacaría:
– El edificio Santa Fé, con las placas de terracota esmaltada recubriendo toda la fachada (algo muy típico en muchos rascacielos de la ciudad).
– El hall de la Sala de Conciertos de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Por cierto, altamente recomendable ir a un concierto. Tiene una programación que sería la envidia de cualquier ciudad en Europa. Fui a un concierto de la 7ª de Beethoven y nunca había escuchado una orquesta que sonara de modo tan fluido, suave y armónico.
– La cúpula de Tifannys que hay dentro del centro comercial Macy’s de State Street.
– El hotel Burham (edificio Reliance), uno de los primeros rascacielos forrado de terracota, y que aun conserva los ascensores y detalles de bronce de la época.
– Chicago Cultural Center un edificio neoclásico que se construyó para albergar la biblioteca de la ciudad con la cúpula de cristales de Tifannys más grande del mundo.
Además por todo el loop está diseminadas decenas de esculturas de Picasso, Miro, Mark di Suvero… que complementan los espacios abiertos que dejan los rascacielos y hacen del paseo una experiencia mucho más intensa.
“Rascacielos desde 1950 a la actualidad”. No puedo parar de visualizar el magnifico Federal Center, diseñado por Mies Van der Rohe en 1974, con dos edificios de oficinas en vertical y una oficina de correos en horizontal que me parecen sublimes. Después de ver estos, mi capacidad de impresión se redujo, aunque todos y cada uno de ellos tiene algo, como la torre Willis, de 442 metros de altura, hasta hace nada el rascacielos mas alto del mundo, la sede del Chase Bank con su curiosa forma piramidal y decenas de otros edificios de arquitectos no tan conocidos e igualmente bellos.
Destacable es el Harold Washington Library Centre, edificio inaugurado en 1991, como una especie de homenaje a la arquitectura clásica de Chicago y que alberga la biblioteca más grande del mundo. El diseño fue elegido por votación popular!! (igualito que en Europa!!!).
“La mejor arquitectura de Chicago en bus” da una vuelta por el loop pero lo más interesante es que sale a unos 15 km al sur de la ciudad, al South Side, la zona donde está la universidad de Chicago y una de las áreas residenciales más interesantes a nivel arquitectónico (incluida la residencia de Obama que, por supuesto, no se puede ver).
La universidad fue abierta en 1892 para hombres, mujeres, blancos y negros, algo muy atrevido en aquella época.
El campus es un gran recinto con decenas de edificios neogóticos más propios de Cambridge o Oxford, con un edifico que resalta sobre todos ellos, la capilla Rockefeller, ya que este magnate donó 35 millones de $ para su construcción. Esta universidad cuenta con más premios Nobel que cualquier otra de Estados Unidos y destaca principalmente en economía y física.
Rodeando el campus se extiende una zona residencial gigantesca con casa de todos los estilo artísticos imaginables, desde estilo victoriano hasta la impresionante Casa Robie de Frank Lloyd Wright que se visita en el tour.
El interior guarda todos los detalles originales del estilo “Escuela de la pradera” ideado por este genial visionario, casas con lineas horizontales, que se funden con las grandes llanuras del medio-oeste, grandes ventanales y una serie de detalles que complementan la arquitectura como lamparas, muebles, alfombras, vidrieras….
Desde allí vamos al IIT (Illinois Insitute of Technology), líder mundial en ingeniería, tecnología y arquitectura. Allí destacan los 22 edificios que diseño Mies Van der Rohe pero sobre todos ellos destaca el S.R Crown Hall, un ejemplo temprano (1956) de estructuras totalmente diáfanas con techo sujeto por vigas exteriores. Una maravilla!!!!. Y dentro, los estudiantes haciendo unas maquetas impresionantes. Debe ser todo un lujo e inspiración poder estudiar aquí.
De regreso a la ciudad se pasa por la zona donde se hizo la Expo Colombina en 1893, donde solo queda uno de los edificios originales, que actualmente alberga el Museo de Ciencias e industria y nos acercamos hasta el Acuario Shedd donde hay unas vistas increíbles del skyline de la ciudad.
Por cierto hay algunas tradiciones “culinarias” (por llamarlas de algún modo) que hay que cumplir cuando se visita Chicago, una de ellas es la tienda GARRET, que vende palomitas de todos tipo desde 1947 (naturales, con nueces, con caramelo, con queso……) y por supuesto la famosa Pizza de Chicago, conocida por esos bordes altos, gruesos y crujientes que me recuerdan a las cocas valencianas. Uno de los mejores sitios el restaurante XXXX en pleno looop (Madison St)
Y todo esto solo en el loop y el sur….y aún queda la parte norte del río!!!.
Felices Fiestas desde la ciudad que nunca duerme, desde la mal llamada capital del mundo por muchos (yo creo que es Londres), y desde el lugar donde no se desea Feliz Navidad sino “happy holidays” o felices vacaciones.
Desde que he llegado, me he preguntado varias veces el por qué y al final he descubierto que es para incluir a una de las grandes religiones de Nueva York, la judia.
Estos días coincide también con la festividad del “hanukkah” (Janucá en castellano) donde celebran que una vela con solo aceite para alumbrar un día, estuvo iluminando el templo durante 8 días.
Por eso en todos los lugares, hay un árbol de Navidad y un candelabro de 9 brazos. El brazo alto y la primera de las ocho velas se enciende el primer día y cada día, uno más hasta el octavo día.
Es muy curioso ver todo tipo de Janucas, desde las más modernas en los halls de preciosos rascacielos hasta las mas transgresoras de los mercados de Chelsea.
Según un amigo judio, este milagro era un milagro menor, pero en Estados Unidos se decidió darle más importancia de la habitual para que coincida con las fiestas de navidad e incentivar el consumo también en las familias judías.
Por eso aquí se desea “Happy Holidays”….así que……Happy holidays a todos!!.
Lo único que había escuchado de Chicago antes de venir era sobre el Millenium Park.
Cuando Burnham hizo el plan urbanístico de Chicago a principios del XX, ya reservó esta zona para uso terciario, pero con el paso de los años y hasta 1997, esta zona estaba llena de vías de tren y aparcamiento para coches teniendo una imagen degradada y caótica frente a los elegantes edificios de la Michigan Avenue.
La ciudad decidió crear un gran jardín de 100.000 m2, para dignificar la zona, ocultar las vías y celebrar la llegada del nuevo Milenio. Como las obras publicas de esta envergadura cuestan mucho dinero y en Estados Unidos se tienen que aceptar por las asociaciones civiles que se ven afectadas, las obras empezaron con retraso y se inauguraron en 2004, cuatro años después de lo previsto.
La creación del jardín ha supuesto una regeneración completa de la zona, con la construcción de decenas de preciosos edificios frente al jardín y se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la ciudad y de la que los habitantes de Chicago se sienten más orgullosos.
En el jardín está dividido en varias partes:
– El pabellón Jay Pritzker, diseñado por Frank Gehry (el del Gughenheim de Bilbao, entre otros) como la cobertura de una zona de conciertos al aire libre. Tiene una capacidad de 4.000 personas en asientos y 10.000 mas en una zona trasera de césped, que está elegantemente cubierta por una estructura sin pilares que sujeta los altavoces. Es donde se hacen los grandes conciertos en verano.
Parece ser que Frank Ghery regaló el diseño de la estructura a la ciudad con la condición de hacer un precioso puente serpenteante peatonal, pegado al pabellón, y que cruza la autopista hacia el otro lado del jardín.
– Cloud Gate o “the bean”, uno de los símbolos de Chicago actualmente. Es una escultura en forma de “judía” de acero perfectamente pulido donde se reflejan los rascacielos cercanos. Es la primera obra del prestigioso artista indo-británico Anish Kappor que se instala en un lugar publico de Estados Unidos.
– The Crown Fountatin, diseñada por el escultor español Jaime Plensa, es una de las atracciones más populares del parque. Sobre dos grandes rectángulos de 15 metros de altura hechos con cubos de cristal, se proyectan caras de personas de Chicago y, en verano, de la boca salen chorros de agua que mojan a la gente que se pone delante de ellos. Me pareció tan simple como original, al igual que la exposición de esculturas suyas que hay para celebrar el décimo aniversario de la apertura del parque.
– El jardin Lurie (en honor a Anne Lurie que donó 10 millones de dólares para la creación del jardín) es un espacio muy agradable diseñado entre otros por Katryn Gustafson (ganadora del concurso del parque central de Valencia) de arboles, plantas perennes, flores y arbustos. Con caminos, pasarelas, bancos para sentarse…y unas magnificas vistas sobre el pabellón de Gehry, el skyline de la ciudad y la parte moderna del Art institute. Ahora en invierno está sin verde, con tonos marrones y rojizos que lo hacen, si cabe, más atractivo.
– Nichols Bridgeway, elegante pasarela peatonal diseñada por Renzo Piano para conectar el parque con el Art institute al otro lado de la calle, uno de los grandes museos del mundo.
A principios del siglo XX había en Chicago más de 200 millonarios que empezaron a coleccionar obras de arte y donar grandes cantidades de dinero para la mejora de la ciudad. Uno de ellos era Robert Palmer, que se casó con una mujer francesa que era una gran enamoradas de la pintura impresionista, en un momento en que en Estados Unidos carecía de interés. Los Palmer donaron su colección y junto a otras donaciones se creó El Art insitutute en 1879.
Actualmente cuenta con una gigantesca colección que representa más de 5.000 años de creatividad humana con pinturas, esculturas, tejidos, fotografías y objetos decorativos procedentes de todas las partes del mundo.
En 2009 abrió una ampliación diseñada por el arquitecto italiano Renzo Piano que alberga la colección de arte moderno y contemporáneo.
El museo abre todos los días de 10:30 a 17:00 hrs (23 $ la entrada) excepto los jueves que cierra a las 20:00 hrs, así que decidí ir jueves por la tarde para aprovechar las pocas horas de luz que hay en Chicago en invierno.
Había leído que tenían una de las colecciones de impresionistas más importantes del mundo y creía que exageraban. Pero no. Es impresionante lo que tienen, lo tranquilas que están las salas y la poca seguridad que hay. Acostumbrado a las grandes concentraciones de seguridad y personas donde están las mejores obras de arte de los museos europeos, fue más que un placer poder disfrutar a solas de obras como “un domingo de verano en la Grand Jatte” de Surat y decenas de obras más de Monet, Pisarro, Rodin, Manet, Sisley, Renoir, Van Gogh, Gauguin, Toulouse-Lautrec, Matisse….
Pero el ala moderna no se queda corta, primero por la joya que es el edificio en si, y
después porque no podía salir de mi asombro al ver tantas obras de Picasso, Braque, Giacometti, Miro, Magritte, Planells, Dali, Chagall, Leger, Julio Gonzalez, le courbusier, Mondrian, Paul Klee, Man Ray, Kandinsky, Modigliani, Juan Gris…
Y como no, una asunción de la virgen de El Greco, varios Ribera, el hombre del traje negro de Rembrant o American Gothic de Grant Wood, entre muchos otros. Y de las interesantes exposiciones temporales mejor ni hablar.
Además tienen una impresionante colección de detalles de decoración de rascacielos y edificios que ya fueron derribados.