HAPPY NEW YEAR 2017 FROM CANBERRA

 

sunset_mount_ainslie_canberra_jose_ferri

¿Hay alguna manera mejor de celebrar el cumpleaños que conociendo una nueva ciudad en pleno verano austral? Puede que si, pero seguro que no sería de mi agrado.

Todo el mundo ha deseado alguna vez estar en Sydney para fin de año, y este año que estoy en Australia, en lugar de estar allí, decido pasar mi cumpleaños y fin de año con mis amigos de Canberra. Supongo que debe responder a este punto rebelde y de ir contra corriente que siempre he tenido.

Y también porque me gusta dejar algo pendiente para “tener” que volver.

La ciudad de Canberra no es el fruto de las decisiones de varias generaciones que la han vivido y construido a lo largo de los siglos, sino del diseño de una pareja de arquitectos de Chicago a principios del siglo XX, lo que la convierte en la ciudad mejor planificada de Australia.

Es la primera vez que estoy en una ciudad artificial.

A principios de siglo XX y debido a la lucha entre Sydney y Melbourne sobre cuál de las dos ciudades debería ser la capital (lo era Melbourne pero Sydney era más grande y siempre un poco más chulesca), se crea un comité de expertos para elegir la ubicación de una capital para el país, recién independizado de Gran Bretaña (1 de enero de 1901).

El lugar tenía que estar alejado de la costa, entre las dos ciudades y donde no hiciera mucho calor ya que según la mentalidad sajona de la época el calor era malo para desarrollar la inteligencia. Y eligieron Canberra.

En 1911 se hace un concurso internacional de ideas que lo ganan los arquitectos (y amigos de Frank Lloyd Right) Walter Burley Griffin y su esposa Marion Mahony Griffin que, por cierto, fue la primera mujer de USA en obtener el titulo de arquitectura en el MIT.

La construcción empezó en 1913 y continuó a lo largo del siglo XX con sus más y sus menos en función del presupuesto del que disponía el país.

cubierta_parlamento_canberra_jose_ferriMirar Camberra desde google maps es apasionante, porque se observan dos grandes rotondas, una a cada lado del lago, y sobre una de ellas aparece una forma gigante parecida a un águila imperial. De estas rotondas salen una serie de avenidas radiales, como rayos dibujados sobre un sol infantil, que llegan hasta los barrios periféricos de unas de las ciudad más extensas y menos pobladas de Australia.

Esta extraña geometría es caldo de cultivo para poder desarrollar una novela de suspense, alguna teoría de la conspiración o un contubernio masónico.

Lo que más llama la atención es la cantidad de verde que hay. Canberra no es una ciudad con jardines, sino un enorme jardín de 36 km de diámetro, con casas, oficinas, zonas comerciales y edificios públicos.

Tengo la fortuna de introducirme en la ciudad de la mano de mis amigos Gilberto y Jesus, que viven en la ciudad desde hace 7 años, por lo que me resulta mucho más fácil entender el concepto de una ciudad-no-ciudad como esta.

Venir a esta ciudad como visitante, sin conocer a nadie, debe ser un reto angustiante, porque es mucho peor que las ciudades americanas que carecen de alma y además no está hecha para pasearla. Pero es un destino ideal para los amantes de la arquitectura, ya que todos los edificios son de nueva planta y hay un gran número de arquitectos de principios y mediados del XX que dejaron aquí un precioso legado.

La primera parada la hacemos en la National Library of Australia, al borde del lago national_library_canberra_jose_ferriartificial, con unos jardines impresionantes con grandísimas extensiones de césped que se pierden en el horizonte, unas aceras impolutas, anchas y separadas perfectamente de la zona de los coches.

Entramos en la galería y al salir no puedo evitar tener una sensación extraña de que estoy en una ciudad como las que salen en las películas del futuro tipo «Los Juegos del hambre», donde todo es perfecto, donde la gente viste igual, donde los coches circulan despacio y donde nadie incumple una regla. No es del todo así, pero me da esa sensación.

Continuamos con el coche, siempre usando los ejes principales que dibujan un curioso triángulo que incluye el parlamento, el Australia War Memorial y el “centro” de la ciudad. Nuestra siguiente parada son el brutalista High Court of Australia y la National Gallery of Australia, donde me fascinan las geométricas del techo y algunas pocas piezas expuestas.

old_parliament_house_canberra_jose_ferriDe allí nos acercamos al Old Parlament House, de un precioso estilo colonial británico, que se utilizó desde que mudaron aquí la capital hasta 1988 que se acabó el nuevo parlamento. Aquí resulta muy curiosa la sensación de espacio infinito de los jardines (es una ciudad pesadilla para un agorafobico) y la embajada permanente de la población aborigen en una carpa habitada desde 1972. Se instalaron aquí como protesta permanente de la no aceptación del estado australiano y exigiendo el reconocimiento de las tierras aborígenes.

De camino a la comida para celebrar mi cumpleaños pasamos por la ANU (Australia National University), con un curioso edifico en forma de cadena de ADN, el precioso edificio semicircular de la Australia Academy of Sciences que me recuerda a una mezcla de Felix Candela y Niemeyer y otras facultados de espectaculares diseños.

La comida fue exquisita en el estupendo restaurante Monster (elección de Gilberto y Jesús) ubicado en el edificio Nischi, un precioso edificio de viviendas, oficinas y hotel (llamado Hotel Hotel, muy recomendable) con miles de maderas recicladas en la fachada y el interior.

Antes de acabar el día, vamos a visitar el símbolo de Canberra, la Capital Hill, colina donde se encuentra el nuevo parlamento. Este mega edificio ochentón, que tiene forma de águila desde arriba, está preparado para la entrada continua de visitantes todos los días, con mucho cristal (símbolo de transparencia), luz natural y un techo con una extensa cubierta vegetal que lo integra en los alrededores y hace que se pueda pasear por encima de él.

El parlamento no se impone a pesar de estar sobre la colina. Pasa desapercibido y está fachada_parlamento_canberra_jose_ferritotalmente integrado en el entorno gracias a su cubierta vegetal. Lo único que se impone es una estructura ligera de hierro que sostiene una gran bandera de Australia. Por debajo de ella, los ciudadanos, que al poder pasear por la cubierta del parlamento están por encima de los políticos. Bonita simbología si fuera cierta.

Vamos a cenar un estupenda Hallaca (tamal) venezolano preparado por Jesús y de allí a los fuegos artificiales que dieron entrada a un año nuevo, sin uvas, sin campanadas, sin gente felicitándose efusivamente por la calle, sin el temperamento exagerado de los países latinos, con una normalidad pasmosa e inquietante, pero extrañamente deseable.

Y de allí a un bar cubano a celebrar el nuevo año. Ya se sabe que nadie sabe rumbear como los latinos.

El día 1 de enero, como está todo cerrado, decidimos ir a tener una visión panorámica de la ciudad desde la torre de telecomunicaciones Telstra Tower, desde donde se tiene una perspectiva inigualable de la ciudad, su desarrollo urbano y hasta donde se extienden los barrios periféricos.

vista_desde_telstra_tower_jose_ferriHay tanto verde en esta ciudad que las casas no se ven. Al estar cubierta totalmente de arboles, en ocasiones, da la sensación de ser una ciudad fantasma, ya que el verde esconde barrios residenciales enormes que apenas se ven. Además a mayoría de calles están separadas de las aceras por pantallas vegetales que impiden que el ruido de los coches moleste a los vecinos y a los mismos habitantes que no se les ve.

De allí vamos a Tidbinbilla, santuario de animales que hay en las afueras, donde podemos tomar contacto con la naturaleza después de la fiesta de anoche, ver animales endémicos de Australia como el ornitorrinco o canguros en libertad y relajarnos con el sonido del agua en el vértice de la cascada Gibraltar Falls.

Regresando a Canberra paramos a pasear por el centro de observación y comunicación del espacio exterior que la NASA tiene en Australia. La verdad es que no esperaba ver nada así por aquí. Información sobre las expediciones, condiciones de vida de los astronautas, réplicas de satélites….y lo mas curioso, conocer que la NASA tiene 3 centros de observación en el mundo, el de Canberra, Goldstone (California) y Robledo de Chavela!!!!!!!!!!! (Madrid)

Para acabar de pasar mi estancia en Canberra Gilberto y Jesús han dejado para el último día los edificios que sabían más me iban a gustar.

Por la mañana hemos visitado el National Museum of Australia que, me ha gustado más el jardines_national_museum_australia_jose_ferricontinente que el contenido. Un curioso edificio de principios del 2001 con varios volúmenes de colores y una especie de lazo gigante que simboliza la unión de todas las historias de Australia. Lo que más me ha emocionado ha sido el discurso que el primer ministro dio en 2008 para perder perdón en nombre del gobierno, en nombre del parlamento (actual y pasados) y en nombre de todos los australianos, a los aborígenes y lo que hicieron con ellos. Un potente y emotivo discurso pero con un lenguaje corporal no adecuado que le hace perder fuerza y credibilidad.

He leído, me han contado…y me he escandalizado con actos del gobierno australiano en un pasado muy reciente de los cuales se deben sentir avergonzados y que no vienen al caso en este post. Si alguien está más interesado: generaciones robadas.

Por la tarde vamos al Australia War Memorial, un más que emotivo lugar donde se honra la memoria de todos los caídos en las guerras en las que Australia ha participado. Me llevo una gran sorpresa porque creía que se trataba de un memorial pero no, es un museo muy completo donde se ensalzan las batallas ganadas, donde se explican las perdidas, donde te acongojas de la brutalidad de las guerras, donde conoces detalles que te erizan el vello, donde uno se avergüenza de ser humano.

wall_war_memorial_canberra_jose_ferriY después de tanta tristeza, la mejor manera de acabar el día es viendo la puesta de sol desde el mirador del Mount Ainslie, desde donde se tiene una panorámica perfecta para despedirse de Canberra.

Agradezco a mis amigos Gilberto y Jesús su hospitalidad y dedicación, el haberme mostrado la ciudad, que a priori creía anodina, y haberme enseñado su esencia. Me marcho de aquí muy satisfecho con mi estancia porque ha valido la pena visitarla, sentir el eterno olor a eucalipto, entender el concepto de ciudad nueva, de país nuevo, de sentimiento nacional nuevo, de crear una capital para homogeneizar, para tener sensación de país, donde todo es “Nacional”, donde todo exalta la patria y donde Australia está presente en todo y para todo.

Ese orgullo de país, que les hace fuertes, y que desgraciadamente en España no entendemos sin hacer absurdas asociaciones políticas.

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Una respuesta a HAPPY NEW YEAR 2017 FROM CANBERRA

  1. Mar Perez dijo:

    Lo primer de tot: porta la senyal de la serp que ens vindrà molt bé, que «haberlas haylas» Esta volta tinc que dir lo que diu la meua germana: «he aprendido mucho». Jo no savia res de eixa ciutat, només que era la capital i on estava en el mapa i res més. I ja veig que te una história molt interesant i uns edificis molt xulos. Com diu una amiga meua: «sempre hi ha que visitar la capital del països que visites» i veig que te tota la raó.

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