Este año 2017 ha sido un año de romper tradiciones arraigadas, de no hacer cosas que me sentía «obligado» a hacer…..el año en que me he convertido en un ser asocial de las redes sociales, en una persona cada vez más introvertida que disfruta en soledad de momentos excepcionales.

No es que no quiera compartir experiencias con la gente que quiero y aprecio, sino que no quiero hacerlo tan extensivo…. no se puede ser amigo de cientos de personas que están en tu muro de Facebook (por diferentes circunstancias)… los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano…o dos, y estos son con quienes me apetece compartir.

Al mismo tiempo me he convertido en una persona súper social y adicto del tú a tú, de compartir las cosas que me gustan con las personas que quiero, pero en directo, valorando  cada vez más la privacidad.

Siempre escribo un post antes de salir de viaje pero este año ha sido todo tan precipitado, tan acelerado que, no es que no haya tenido tiempo de escribirlo, sino de relajar mi mente para hacerlo.

Sin embargo, hoy he decidido escribir un post, 4 semanas después de salir, de haber recorrido Birmania (Myanmar) con una compañía maravillosa que me ha hecho disfrutar más, si cabe, del momento, de conocer mejor a personas que llevan muchos años en mi vida, pero que no conocía bien….de sepárarme de ellos y superar el echarlos de menos.

No voy a compartir ningún post de Birmania…si alguien le interesa mejor con una copa de vino y el tú a tú.

Y ahora en Australia de nuevo…un país joven, gigantesco, hermoso, donde se tiene una sensacion extraña de «Europa en un entorno geográfico que no le corresponde», donde he visitado ciudades acojonantes, parques naturales salvajes y recorrido el sur en coche, con calma, disfrutando de los cambios de paisaje y del placer de dejar atrás kilómetros y experiencias.

En breve publicaré algún post de este país, para compartir la atracción que siento por estas tierras lejanas que me han marcado y se han quedado para siempre en mi alma.