Nueva York es una de las grandes ciudades del planeta, un lugar donde todo es posible, donde todo es intenso, donde todo se magnifica, desenfrenada, palpitante…..agotadora.
Es la ciudad más diversa del mundo, donde están representados casi todos los países en una especie de mini-mundo de respeto, libertad, prosperidad y bienestar.
Una ciudad global, que lo era incluso antes de la globalización, una especie de capital del mundo, en constante cambio, donde nacen las tendencias en muchos campos que después se extienden por el resto del planeta: arte, moda, música, gastronomía, teatro, publicidad, edición, estilo de vida…y como no, finanzas.
Una ciudad, que ha caído varías veces y se ha levantado con más fuerza aún, siendo la última, los terribles atentados del 11-S de los que la ciudad se ha curado físicamente y casi…psicológicamente.
Como decía el genial Grouxo Marx, cuando es Nueva York son las 09:30 hrs, en Los Angeles es 1937.
Casi todos los artistas del mundo le han cantado alguna vez a la ciudad, así que aquí dejo al genial Frank Sinatra con su oda a la ciudad y unas fantásticas imágenes:
Tratar de escribir un post de Nueva York es una tarea muy ambiciosa, porque para conocer esta ciudad no se necesita una semana, sino un año, así que me voy a limitar a escribir lo que hicimos durante los 6 días completos que estuvimos paseando la ciudad y que puede servir de orientación para una breve estancia y poder volver con objetivos más claros.
Siempre me gusta empezar haciendo una breve presentación histórica que nos ayude a ponerla en contexto. Tras varias expediciones por la zona, en 1609 llegó Henry Hudson, representante de la compañía Holandesa de la Indias Occidentales, que formó un pequeño enclave comercial en el sur de Manhattan que lo llamó “Nueva Amsterdam”. Unos pocos años mas tarde, el primer gobernador de la colonia, compró a los indios que habitaban la zona la isla de Mahanttan, por un precio simbólico de 60 florines (unos 20 €), que se convirtió en un puerto prospero y pacifico hasta que en 1664, llegó una flota de la marina británica que tomó el puerto y la re-bautizó con el nombre de Nueva York, en honor al hermano del Rey, el duque de York.
El puerto creció y se enriqueció muchísimo, pero los habitantes estaban cansados de los altos impuestos que pagaban a Londres, así que acabaron enfrentándose a la metrópolis. En 1776 estalló una revuelta, que acabó con el nombramiento del general retirado Georges Washington como primer presidente de Estados Unidos en el Federal Hall en plena Wall Street.
Su tesorero construyó la bolsa de la ciudad pero la población no quería que el poder económico estuviera tan cerca del político (pobres ingenuos), asi que se traslado la capital a York (Pensilvania).
Pero la ciudad de Nueva York, como hoy la conocemos se fundó en 1898 cuando se decide unificar 40 municipios independientes, uniéndolos en 5 grandes barrios llamados Manhattan (al que los turistas vamos cuando visitamos la ciudad). Staten Island, Queens, Bronx y Brooklyn.
Cuando uno viene por primera vez a Nueva York (en mi caso es la segunda, la primera fue con mi hermano David hace 19 años y de eso hace mucho), se tiene la sensación de que ya se ha estado, porque reconocemos claramente todos los grandes iconos que hemos visto hasta la saciedad en todo tipo de películas de Hollywood.
Y es todo eso que hemos visto en las películas, lo que tenemos y queremos ver!!
El día de llegada, como estábamos alojados en la calle 42 y, para evitar que Miguel se durmiera antes de las 8 de la tarde, salimos a visitar uno de los iconos de la ciudad, Times Square
Esta curiosa plaza triangular, no es más que el cruce entre Broadway y la séptima avenida, pero se ha convertido en un simbolo de la ciudad y representa a Estados Unidos en estado puro. Ajetreo intenso, pantallas de leds rodeando la plaza y anunciando desde películas o musicales, hasta el ultimo modelo del móvil más sofisticado. Se adore o se deteste, hay que visitar la plaza, sobre todo por la noche para ver las pantallas y el trasiego continuo de gente. Han hecho una especie de oficina de venta de entradas de musicales creando una gran grada, donde es posible subir y desde donde se ve mucho mejor, y con cierta altura, la perspectiva de la plaza.
Times Square no siempre se llamó así, de hecho se llamaba Longacre square, pero a principios del siglo XX, el constructor del metro convenció al nuevo editor del New York Times que mudara sus oficinas a esa parte de la ciudad, donde iba a hacer una parada de metro en la calle 42, y sus periódicos se podrían distribuir con más rapidez y el flujo de gente aumentaría sus ventas. Así que en invierno de 1904-05, convencieron al alcalde para cambiar el nombre de la plaza en honor al periódico. Este organizó una fiesta de fin de año, para celebrar la mudanza incluyendo fuegos artificiales desde la azotea del edificio. La fiesta fue tan sonada que decidieron continuar con ella todos los años, pero en 1907 se había construido tanto en el barrio que los fuegos eran peligrosos y decidieron sustituirlos por una gran bola de hierro y madera que bajó para celebrar la llegada de 1908.
Hoy por hoy, la celebración del año nuevo más vista del mundo se retransmite desde esta plaza, y la sede del New York Times, uno de los periódicos más leídos e influyentes del mundo, continua allí mismo, pero con un aspecto mucho más acorde con el siglo XXI.
El primer día siempre es complicado, salir a la calle plano en mano y decidir hacia donde se va, así que nos acercamos a la estación de metro de la calle 42 para comprar el abono de metro de 7 días (imprescindible para moverse por la ciudad en metro, que está abierto las 24 horas del día) y nos dirigimos hacia la zona sur de Manhattan, allá donde la ciudad nació.
Salimos del metro en Fulton Street para observar de cerca la sede de grandes bancos mundiales, con sus bonitos rascacielos creando enormes plazas de acceso que suelen decorar con esculturas de los más prestigiosos artistas de todo el mundo.
Y de repente, el edificio de la bolsa en Wall Street, el gran icono del capitalismo occidental, situado en la calle “muro” o muralla que construyeron los holandeses para protegerse de los ataques de los indios y los británicos.
Da gusto pasear por esta zona un sábado antes de navidad porque las calles están vacías de ejecutivos agresivos, la bolsa está cerrada y se puedes disfrutar del silencio de la cercana iglesia Trinity Church con su pequeño cementerio rodeado de rascacielos.
Bajamos hasta battery park, pasando por el famoso toro que representa la fortaleza del sistema financiero americano, donde increíblemente hay una cola de varios cientos de personas para hacerse una foto. Cola por delante…y cola por detrás para tocarle los huevos ¿?¿?.
Desde todos los lados se ve la “liberty Tower” (o One World Trade Center) que sustituye a las antiguas torres gemelas. Está presente en todo el bajo Manhattan, se puede ver desde cada esquina y sobresaliendo por encima de casi todos los edificios, así que decidimos ir a ver cómo ha cambiado la zona.
Me sorprende mucho lo avanzada que está la estación que Santiago Calatrava está construyendo en la zona cero, con unos “dedos” metálicos que se extienden como queriendo tocar los cristales de los rascacielos en construcción.
Y el gran vacío…..
En mi primer viaje a NYC lo que más me impresionó fueron las torres gemelas. El no verlas fue un shock que me afectó más de lo que podía imaginar. Creo que quien nunca estuvo en el mirador de las torres gemelas, no puede entender esta sensación. Y esta sensación se maximiza aún más con las dos grandes fuentes que sustituyen las torres, “reflecting Absence” (reflejo de la ausencia), que rinde homenaje a todos aquellos que murieron en tan masacre atentado.
Dos grandes huecos, el agua cayendo a un nivel inferior y después a una agujero del que no se ve el fondo. Todo en mármol negro, los nombres de todas las personas fallecidas…los números de los vuelos….que recuerdos tan tristes, que energía tan negativa.
Quisimos entrar en el memorial pero afortunadamente había tanta gente que decidimos volver otro día y continuar con nuestro paseo por algún lugar que nos levantara el ánimo.
Así que paseamos hasta el puente de brooklyn, otro de los grandes símbolos de la ciudad y lo cruzamos a pie, para sentir el viento gélido en la cara y ver de cerca los cientos de tirantes que lo sujetan a la preciosa estructura neogótica. Este fue el primer puente colgante de acero del mundo, inaugurado en 1883 y que ha inspirado a cientos de artistas, escritores, pintores, poetas….
Cruzarlo a pie es una maravilla por las vistas que se tienen del bajo Manhattan, pero mejor aun son las vistas del skyline de la ciudad recorriendo el Brooklyn Bridge Park, que empieza bajo del puente y desde donde se puede disfrutar de la vista que todos tenemos en mente de Nueva York.
Por la noche fuimos a cenar con mis amigos Ivan y Matthew a un fantástico y recomendable restaurante de cocina de Oriente Medio, llamado Taboon donde pasamos una velada fantástica y nos pusimos al día después de tanto tiempo. Muchas gracias por vuestro tiempo y consejos.
Cada vez que veo esa calatravada. . . no dejo de pensar que es como si se hubiera traido hasta NY, el remate superior del Agora que hemos pagado 25 veces, y que nunca van a poder terminar porque segun los expertos tiene un problema de diseño. . . .
En la red ya circulan apuestas sobre el tiempo que va a tardar la ciudad de NY en demandarlo. . . .
No se como seria estar debajo de las torres gemelas. . .pero estar derbajo del nuevo rasca cielos,
parace que impresiona. . . .
Creo que por alguna razón no se ha grabado mi comentario, así que intento escribirlo de nuevo.
Decía algo así:
no he podido conocer NY con las torres gemelas, mi viaje estaba previsto para el 14 sept, así que lógicamente no pude ir. Lo hice un par de años mas tarde y como tu dices, visitar el Trade Center me pareció muy triste, se te borra la sonrisa de la cara, es inevitable. Obviamente estaba todo mucho mas derruido que ahora.
Me alojé en un hotel en la misma Times Square, ¡un horror! ya te digo
y como decía Samantha de Sex…»yo no voy a barrios», no salí de Manhattan.