La Patagonia tiene la tercera reserva de agua dulce más grande del planeta (después de la Antártida y Groenlandia) distribuidos en dos grandes zonas, el campo de hielo Norte y el Sur, siendo este último el mayor de lo que fue el gran campo de hielo patagónico, que en la última glaciación cubrió todo Chile.
Estos están localizados en la cima de las montañas de los Andes del Sur y se escurren por los valles de ambos lados formando cientos de glaciares.
Los glaciares son incontables capas de hielo formado por millones de copos de nieve que se comprimen y compactan con tanta fuerza que las capas mas bajas empiezan a deslizarse, a escurrirse valle abajo, rasgando las montañas y arrastrando todo a su paso.
Y al final de su camino, se quiebran, se niegan a separarse, rugen, se rompen y caen en el agua con un sonido ensordecedor…como si un rayo cayera a tu lado.
Los glaciares son de un azul tan intenso que solo existe en los glaciares. El hielo es un filtro que impide la entrada de la luz, por lo tanto cuanto más grueso, más azul ya que los tonos cálidos del espectro cromático tienen dificultad en atravesarlos y solo lo consiguen los verdes y sobre todo los azules.
El glaciar Grey es uno entre docenas de glaciares que nacen en este campo de hielo y es el que voy a visitar el cuarto día de mi estancia aquí.
Mi guía Chris, es un australiano enamorado de Sudamérica, muy comprometido con la conservación del medio ambiento y también un gran conversador. Desde este día me ha acompañado en el resto de excursiones.
Por la mañana me llevó al mirador de los Cuernos del Paine, que hoy si se veían, y al Salto Grande, una cascada formada por una garganta estrecha por donde desagua con una fuerza impresionante el lago Nordenskjöld en el lago Pehoe.
Para llegar hasta allí, quiso enseñarme los restos del mayor desastre ecológico que vivió el Parque, donde 15.113 hectáreas de bosque patagónico fueron arrasadas por el fuego en diciembre de 2011. Desgraciadamente hay personas inconscientes que visitan templos de la Naturaleza sin medir las consecuencias de sus actos. Un grupo acampado en un lugar no habilitado encendió una hoguera que se extendió por el parque como la pólvora con vientos de más de 100 km/h.
El resultado, un incendio que estuvo activo, sin control, durante varios días y que desgraciadamente se extendía subterráneamente dejando como resultado una zona desolada….muerta, que tardará más de 50 años en recuperarse, y nunca lo conseguirá del todo.
Que no quede frívolo este comentario…..pero nunca había visto tanta belleza en una naturaleza muerta, en un lugar devastado por el fuego. El verde resurgía del suelo con fuerza, muchas ramas han expulsado el negro, lo han matizado y ahora lucen casi blancas….mas bien parece un cementerio de lengas muertas de modo natural formando una inquietante escultura.
Sin embargo el día anterior, cuando estuve con Rosario, si que cruzamos zonas donde se podía ver la desolación que provoca un incendio, sin haber rastro de belleza ni de nada vivo.
Por la tarde fuimos a ver el glaciar Grey. El único modo de verlo es llegar en barco, y para embarcar, hay que hacer una caminata de unos 30 minutos a través de un bosque de lengas hasta llegar a una playa donde unos casquetes enormes varados nos dan la bienvenida.
El barco parece una cáscara de nuez y me asusta pensar en la posibilidad de tocar esa agua gélida. El trayecto de una hora hasta el glaciar es pesado, el lago revuelto con las aguas muy bravas que se sprayean por todos los lados a causa de un fuerte viento glacial que te congela hasta las ideas.
Poco antes de llegar empiezan a haber decenas de inquietantes icebergs flotando cerca del barco, las aguas se calman y nos acercan hasta los 3 frentes de casi 5 km!! de hielo desparramado sobre el lago.
Está nublado durante el trayecto y al poco de llegar, de repente….. se abren las nubes, sale el sol y el hielo se convierte en azul.
Acabo el día agotado pero… una chispa se ha encendido en mi interior….de esas chispas que pueden encender grandes proyectos.
¡CHISPAS!, suena interesante. A ver en que movida te metes en cuanto llegues al cap i casal.
Que miedo me das………….. aunque tanta belleza debe de volver un poco loco y las genialidades y la locura van cogidas de la mano.
Desde luego que belleza, es impresionante, pero el frio tambien seria de ese que corta la piel. Jose estas irreconocible con ese chaleco,gorro,supongo que guantes, y las gafas,aunque de poco te hubiera servido si te llegas acaer,polo te hubieras quedado. Me alegro que ahora estes al sol disfrutando de las playas. Un beso.
Espectacularrrrrrrrr que maravilla de fotos. Acabo de cambiar la foto de mi escritorio, si. Una pasada y que frio debe de hacer ahí. . . . . . . .
A eixa CHISPA m´apunte joooooooo, com la de la cocacola: «la chispa de la viidaaaaa»…….