Una de las cosas que mas me gusta en mis viajes es someterme a cambios extremos de territorios. Esto me provoca reacciones muy curiosas de rechazo que voy controlando con más rapidez y me ayudan a mejorar mi capacidad de adaptación y flexibilidad.
Desde los bosques tropicales de Brasil, al nivel del mar, rodeado de playas paradisiacas, agua de mar, lluvias veraniegas, humedad asfixiante, gente….decidí que el cambio extremo me tenia que dirigir a un territorio con unas características diametralmente opuestas.
En el norte de Chile, en la región de Antofagasta, está el desierto de Atacama, el lugar mas árido del planeta, a unos 2.500 mts sobre el nivel del mar, apenas poblado y donde están los restos de una antigua civilización, los Atacameños, que llegaron a estas tierras hace mas de 11.000 años.
Aquí, en las cimas nevadas de los volcanes de los Andes, que sirven de frontera del desierto, a más de 6000 mts de altura, se encuentran los restos arqueológicos de ritos y ceremonias que más cerca se han celebrado del sol y las estrellas.
Para poder llegar allí, volé desde Curitiba a San Pablo, a Santiago de Chile y desde allí a la ciudad de Calama, uno de los mayores centros mineros de Sudamérica, donde se exprime la tierra para obtener cobre y sobre todo Litio, siendo esta la mayor reserva del planeta.
La llegada a Calama fue espectacular, nunca había sobrevolado un desierto que me recordara a un antiguo lecho marino totalmente seco.
Tras la llegada, la reacción de los primeros minutos fue de rechazo, de preguntarme por qué había abandonado las playas de Brasil…..
El traslado hasta San Pedro de Atacama es de una hora y cuando sales de Calama a través de carreteras kilométricas totalmente rectas que se pierden en un horizonte lleno de espejismos, empiezas a relajarte y ser consciente de la satisfacción y el privilegio de estar en un lugar tan aislado, donde la naturaleza se muestra del modo mas salvaje.
Me deslumbra el sol reflejado sobre las nieves eternas de los Andes. Nunca antes había imaginado que pudieran existir desiertos rodeados de montañas nevadas, nunca había imaginado que la belleza podría estar hecha de arena, piedra e inmensidad.
Al llegar a San Pedro de Atacama, cruzando la cordillera de la sal, pude ver por primera vez el Licancabur, el volcan sagrado que veneraban los Atacameños y que ha sido mi vigilante y guardián durante mi estancia aquí, la ultima imagen antes de dormir y la primera al abrir los ojos.
Nunca pensé que un territorio me pudiera trasmitir tanta energía, tanta paz, tanta magia, me haya aportado tanta serenidad y me haya marcado como lo ha hecho.
Nunca pensé que la claridad del cielo me dejara ver perfectamente un cielo lleno de estrellas intensas, que parecen más cercanas…y que la emoción te empañe los ojos y multiplique aún más las estrellas que estas viendo.
Nunca pensé que pudiera disfrutar y emocionarme con lo que te trasmite un paisaje: sensación de libertad, lejania, espacio, inmensidad y sobre todo soledad.
Nunca pensé que pudiera echar de menos un volcán y que antes de salir de allí ya estuviera pensando en volver.
A cada sitio que vas dices que quieres volver, a menos que seas un gato, tendrás que hacerlo en otra vida,no?
Por cierto, unas fotos magníficas. Espero que me transmitan la paz y serenidad de la que hablas
Gracias Mar, pero no hace falta ser gato para volver a los sitios que te han marcado, solo tienes que desearlo con todas tus fuerzas. Espero que las fotos te gusten y te serenen como a mi.
Esto empieza a parecerse a un viaje iniciatico . Estoy deseando verte a tu vuelta , pero no tengas prisa de volver y sigue disfrutando la experiencia , ah unas fotos impresionantes.
Cada viaje es iniciatico, y nunca me canso de iniciar, de cambiar, de crecer, de madurar, de aprender, de romper esquemas, de experimentar conmigo mismo….yo tambien tengo ganas de verte, pero ya sabes que los cambios provocados por los viajes nunca son visibles enseguida sino a medio plazo 🙂
uauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu¡¡¡¡¡¡
QUE ALEGRIA HIJO. ESTOY IMPRESIONADA DELAS COSAS TAN BONITAS,Y SOBRE TODO VERTE TAN BIEN, EN LAS FOTOS TIENES UNA RISA TAN BONITA QUE SE NOTA QUE ESTAS AGUSTO Y FELIZ,ME ALEGRO MUCHISIMO. ESPERO TERMINES EL VIAJE COMO TE VEO EN ESTAS FOTOS CONTENTO. TODO ESPECTACULAR. UN BESO TU MADRE.
Muchas gracias mamá. La verdad es que estoy contento y feliz por estar aqui y poder disfrutar de todo esto. Y ya sabes que la sonrisa siempre me dura unos cuantos meses despues de volver de viaje. Besitos muy fuertes.