Estando en Japon no podia dejar de visitar el destino turistico por excelencia y donde todavia se puede ver el Japon tradicional que ha desaparecido del resto del pais.

Kyoto esta a 520 km al oeste de Tokyo, dos horas veinte minutos en el tren bala. Se salvo de los bombardeos de la segunda guerra mundial porque era ciudad candidata a la bomba atomica y querian que estuviera intacta para que el efecto de la bomba fuera mayor. Afortunadamente, el secretario de Guerra de EEUU habia pasado su luna de miel en la ciudad y se habia enamorado de ella, por lo que decidio excluirla de tal ingrato honor.

Y Kyoto nos ha sorprendido. Y mucho.

El primer dia nos dedicamos a visitar la parte Este de la ciudad, las mas tradicional.

En la zona de Gion se conservan las casas tipicas de madera y paredes correderas de papel.

Calles y calles enteras que han conservado ese ambiente repleto de pequenyos negocios con encanto que ofrecen dulces, artesania, ceramica, articulos de madera, etc.

La ciudad tiene 17 conjuntos de templos declarados patrimonio de la humanidad. El primero que visitamos fue el de Kigumizudera, impresionante por estar construido volado sobre una estructura de madera gigantesca que se apoya en la montanya.

Por fin se han acabado las fiestas de Japon y de nuevo las calles estan tranquilas pudiendo disfrutar de los templos y la ciudad sin agobios y absorviendo los pequenyos detalles que hacen que pasear por Kyoto sea uno de las actividades mas bonitas e interesantes que he hecho en mi vida.

Por la tarde, vimos la puesta de sol sobre Kyoto paseando por el «camino de los filosofos» en las faldas de la montanya y que es un camino empedrado que corre paralelo al tio y bordeado por cerezos. En primavera, cuando los cerezos esten en flor, debe ser todo un espectaculo pasear por alli.

Por la noche, despues de cenar la mejor anguila de mi vida, vimos que algo pasaba en una calle muy concurrida, asi que alli nos dirigimos. Era el dia en que miles de personas van a rezar para solicitar prosperidad a sus negocios.

Nos unimos al gentio y pudimos disfrutar de una bonita ceremonia donde se compran ramas de bamboo bendecidas para favorecer los negocios y entregadas por una gheisa autentica que trabaja en el barrio.