Aparte de las increíbles playas y el dolce farniente que te provoca estar de vacaciones en Santa Caterina, hemos hecho algunas visitas en los días de mal tiempo (nunca hubiera imaginado que el verano en Brasil fuera tan lluvioso).
Lo que más me ha gustado, aparte de Balneario-Camboriu, y que es imprescindible si se está de paseo por esta zona son:
ITAJAI. Hace apenas 3 meses desconocía la existencia de esa ciudad. Cuando estuve en la salida de la Volvo Ocean Race de Alicante, ví que unas de las paradas será aqui ( en 3 meses) y de repente empecé a desear conocer este lugar. Nunca imaginé que iba a ser tan rápido.
Cuando aterrice en el aeropuerto de Navegantes, sin saber donde estaba, desconocía que al otro lado del rio Itajai-Açu se encuenta esta gran ciudad, que tiene el segundo puerto más grande de Brasil.
A pesar de haber sido fundada por los Azorianos, no le queda mucho patrimonio histórico que recuerde su pasado. Es principalmente una ciudad dinámica, ajetreada, industrial y portuaria. Lo más curioso es sin duda, el mazacote de iglesia (que me recuerda a los edificos lego que haciamos de pequeños o al exín castillos) muy curiosa para visitar y sobre todo una playa recondita, fascinante, donde solo van locales, que me enseñó Nasser como una especie de best kept secret. Esta zona es donde vive la clase media-alta de la zona, con unas casas preciosas ocultas en bosques tropicales y una pequeña iglesia que parece del wild west.
BLUMENAU. El 2 de septiembre de 1850 el doctor alemán Herman Bruno Otto Blumenau iba en un barco de vapor explorando el río Itajai-Açu cuando vio un lugar interesante para fundar una ciudad.
Allí fundó Blumeanu junto con 17 colonos alemanes que iban con él. Esto dió lugar a úna de las más de 10 migraciones oficiales que tiene Brasil, empezando a llegar alemanes a la zona, que construían, hablaban, comían y celebraban fiestas como en Alemania.
A los alemanes les siguieron los italianos, portugueses, y otros pueblos europeos que fundaron varias ciudades en lo que se denomina el Vale Europeu, a lo largo del valle del río Itajai. Los inmigrantes recibían lotes de tierras para trabajar que posteriormente se convirtieron en grandes ciudades como Blumenau, Brusque o Joinville.
Estas ciudades, aún hoy en día, guardan similitudes arquitectónicas, culturales, gastronomicas y festivas con las colonias fundadoras, sobre todo Blumenau, que es un pequeño trozo de Alemania en Brasil.
Tiene la única calle de Brasil donde los cables de la luz están soterrados, casas mas típicas de Baviera que de aquí, e incluso se respira la tranquilidad de las ciudades alemanas.
Tiene una iglesia súper moderna, la Catedral São Paulo Apóstolo, inaugurada en 1956 que vale la pena visitar por la combinación de materiales modernos, con vidrieras que la llenan de luz multicolor, confesionarios de diseño y donde de nuevo, vi a una virgen desconocida, esta vez con burka. Curioso lo de las virgenes por aqui.
Y como curiosidad, tiene la Oktoberfest más más grande del mundo después de la de Munich. Todo empezó en el año 1984, cuando después de dos años de inundaciones, el alcalde decidió crear la oktoberfest para levantar el ánimo de la población. Y en pocos años se convirtió en todo un referente en América Latina. Y para no tener que esperar hasta octubre, tambien tienen una versión de verano.
Y un fin de semana nos fuimos a visitar FLORIANAPOLIS, o Floripa, como la llaman por aqui. Curioso nombre para una ciudad. Antiguamente se llamaba Nossa Senhora do Desterro pero le cambiaron el nombre en honor al presidente Floriano Peixoto de finales del siglo XIX.
La ciudad es capital del estado de Santa Catarina y lo más curioso es que está en una isla de apenas 425 km2, unida al Brasil continental por dos puentes, uno de hierro precioso que ya no está en funcionamiento, y otro nuevo que es el que da acceso a los miles de coches que diariamete acuden a la capital por temas administrativos y por supuesto para acceder a unas de las 42 playas, estando aqui unas de las más exóticas del estado.
Al estar localizada en un sitio tan estratégico, por aqui han pasado españoles, portugueses y miles de azorianos que la influenciaron a nivel cultural y arquitectonico. Aún hoy se pueden ver decenas de villas de estilo azoriano dispersas por toda la ciudad.
A Floripa tambien se le conoce como «Isla de la Magia» ya que aquí se refugiaron varios alquimistas durantes los periodoso coloniales español y portugués.
La isla tiene lagos interiores, kilómetros de bosques tropicales y unas playas escondidas dignas de visitar. Nosotros fuimos a la playa mas cool de la isla, la Praia Mole, con una especie de beach club donde la gente bailaba sobre la arena y donde la música iba subiendo a medida que sol iba bajando……
Y siento una fuerte melancolia al dejar Brasil por todo lo vivido aqui, asi que me voy a la ciudad de Curitiba, desde donde sale mi avión, con el objetivo de ver el Museo de Niemeyer. Pero parece ser que este arquietecto se me resiste y, por motivos inexplicables no lo pude ver.
Así que me despido de Brasil con el convencimieto de que pronto volveré.
Increible parece un pedazo de Alemania ……con la ventaja supongo de un maravilloso clima.Noto cierto aire nostalgico en tus palabras ……no me extraña el pais y sus gentes parecen increibles.Me alegro que lo hayas disfrutado tanto.Besos mil y cuidate
Primero los japos, ahora alemanes… definitivamente estás preparado para Düsseldorf.
Y aunque es mi «competencia», siento que no hayas podido visitar el museo Niemayer.
Querida Ms. Foster, sabes que siempre estaré listo para Dusseldorf contigo!!!, mientras llega voy aprendiendo por otros lares 🙂 besets.
ains ferri… cuanta cosa, cuanta nostalgia…… cuantos chorros de pasión…. je je.
Un abrazo bien grande……………………
Muchas gracias Carlos. Exactamente eso es lo que trasmite Brasil, nostalgia, felicidad, pasion, desparramamiento, grandeza……ya te contaré.
Oktoberfest brasilera? inmejorable!!. que gratas sorpresas no estas trayendo do BRasil!. una pena de lo niemayer, siempre queda un motivo para regresar, estupendo. besitos y sigue haciendonos disfrutar, por favor!!