Las experiencias han sido tan intensas que tengo la impresion que ha pasado mas de un año desde aquel 26 de diciembre de 2010.

Me he emocionado con la belleza efimera de miles de orquideas en el jardin botanico de Singapur, he nadado a mas de 200 mts de altura, he pasado el año en un pequeño templo entre rascacielos toquitoas, he viajado a mas de 300 km/hora en el increible tren bala, he llorado de rabia sintiendo el dolor colectivo de Hiroshima en el hipocentro de la bomba A, he subido hasta la cima del monte de una isla sagrada, me he emocionado con unas danzas antiquisimas, el Monte fuji me ha permitido verlo en todo su esplendor libre de nubes, he tomado un champagne con naranja sanguina en el mismo bar que Bill Murray en la pelicula de Coppola, he participado en rituales sintoistas en decenas de templos japoneses, me he sobrecogido al pasear por Gion y ver a gheisas apresuradas casi levitando, he recorrido en bicicleta los jardines del Palacio Imperial de Kyoto, he visto ataredeceres bellisimos dando paso a miles de luces de rascacielos en Osaka y Tokyo, he comido el mejor pescado crudo que hubiera podido soñar, he sudado la gota gorda paseando por el mercado de San Telmo en Buenos Aires en pleno verano austral, me he acercado hasta «casi» el fin del mundo para caminar sobre desiertos de hielo, he cabalgado por la estepa patagonica y visto extensiones de cientos de kilometros virgenes, he cogido mantas en mis manos en un mar de siete colores, me he emocionado con Daniel desde el campanario de una isla caribeña desconocida, me he reido a carcajadas por el simple hecho de reirme…..

Hay tantos recuerdos que se agolpan en mi cabeza que sería imposible detallarlos todos.

Me siento feliz, contento, vivo, satisfecho, orgulloso, maduro,  y de nuevo muy agradecido por haber podido hacerlo de nuevo.

Y a pesar de haber regresado a la «vida real» me siento motivado, con ganas de ponerme en marcha y trabajar duro para que llegue diciembre de nuevo, por que «como todas las drogas, viajar requiere un aumento costante de la dosis»

Ha habido una canción que me ha perseguido durante todo el viaje y curiosamente no es ninguna de mi estilo: Only Girl in the World the Rihanna ha estado alli donde yo estaba (mama, para escucharla tienes que clickar sobre el nombre, pero ya te digo que no te va a gustar).

Ahora la escucho y, sin poderlo evitar, visualizo un video clip en mi cabeza….me veo a mi mismo, desde arriba, en aquel bar de singapur en el barrio chino, las luces de la discoteca de Tokyo donde acabe en fin de año, la radio del bus que me llevaba al Perito Moreno, la fiesta en la disco del sur de Bogota con Daniel, las chicas que jugaban al ajedrez en el paseo de San Andrés con los altavoces puestos, mi compañera de vuelo de Dallas a Buenos Aires en su ipod…..

He escuchado, involuntariamente, tantas veces esta canción que ahora, cada vez que la escucho no puedo evitar sonreir y soñar en que pronto volveré a empezar a sentir el hormigueo propio de programar un viaje.

No quiero que este blog muera hoy mismo, asi que voy a continuar alimentándolo con reflexiones absurdas, hoteles, restaurantes y experiencias que vaya viviendo, pero a un ritmo mas relajado.

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Muchas gracias a todos los que me habés seguido y animado con vuestros comentarios que tanto me han animado cuando lo necesitaba.

Hasta pronto.